Adoptar un perro no es tarea sencilla pese a lo que pueda parecer. En el post de hoy os vamos a hablar de la historia de amor entre Jacky y Axel, y del problema que sufren los podencos en las islas Canarias.
Esta vez, el final del cuento está chapado a la antigua… “fueron felices y comieron perdices” y perdonarme el spoiler pero hoy lo verdaderamente importante del cuento no es como acaba, que también, sino lo qué podemos hacer entre todos para cambiar el principio de tantas y tantas historias como las de Jacky.
El podenco en general y el canario en particular son muy buenos perros de caza gracias a su excelente olfato y condición atlética. Son perros de un carácter noble y dócil aunque algo nerviosos e inquietos, no muy grandes, pesan entre 20 y 25Kg.
Su rasgo más característico son esas orejotas “faraónicas” que los viajeros o curiosos tantas veces hemos visto en viajes o reportajes de Egipto. Esto nos indica que probablemente estemos hablando de una raza muy antigua (unos 7.000 años)
Al igual que ocurre en la península con los galgos, en Canarias nos encontramos con el mismo problema. Cría descontrolada, apuestas, caza con perro permitida y unas autoridades que tristemente miran hacia otro lado. Y así es como empieza la historia de Jacky.
Un mal comienzo
Después de una larga temporada vagabundeando por la isla, intentando sobrevivir a base de revolver en las basuras y “carroñear” cualquier cosa, nuestra chica empezó a dejarse ver por la finca de Axel, un fotógrafo amante de los animales y la naturaleza afincado en Lanzarote.
Extremadamente delgada y asustada, la podenca no dejaba que nadie se le acercara, así que Axel optó por dejarle comida y agua con regularidad, y la perrita volvía a verlo todos los días. Cada vez más cerca, cada día más confiada.
Pese a eso, la situación de nuestra protagonista no mejoró demasiado; si bien ahora tenía comida todos los días, Jacky desapareció de repente, Axel estuvo un tiempo sin verla y sin saber nada de ella, hasta que una tarde sonó el teléfono… Una amiga que dirige una perrera de la zona alertó a Axel de que habían capturado a Jacky! al parecer un granjero de la zona se quejó a la policía por haber visto al animal correteando por el valle y nuestra podenquita fue capturada y metida en una jaula.
Si alguien cree que los perros no transmiten lo que sienten, solo hace falta ver a Jacky en su etapa en la perrera, una jaula fría (y no me refiero a la temperatura) y sucia, que ahogaba cualquier atisbo de vida feliz a una perrita joven, poco sociable y con un pasado me atrevería a decir que no muy bueno, por ser elegante.
Un final feliz!

La única solución ofrecida para salvarle la vida a Jacky fue la adopción tras una larga cuarentena en la perrera y evidentemente, Axel accedió!
Los primeros meses después de la adopción no fueron fáciles, como en todas las adopciones Jacky necesitaba adaptación, educación y coger confianza con Axel y su nuevo hogar.
Es por eso que os comentaba al inicio de mi escrito, que el hecho de adoptar un perro no es fácil ni para el perro, ni para en este caso, su papi adoptivo, y más si tenemos en cuenta que probablemente estos animales vienen con una mochila llena de traumas: malos tratos, palos, hambre, peleas con otros perros… y un sinfín de cosas que no nos llegamos ni a imaginar.
Pero Axel ha tenido la paciencia suficiente para ganarse su confianza, y la vida de Jacky, ciertamente, ha cambiado para siempre; tiene un hogar y una familia, disfruta de los mimos y de los menús gourmet que Axel prepara para ella, que con amor y compañía ve la isla de otra manera y que al fin puede relajarse y dormir en una camita bien mullida y confortable. Por supuesto Axel también disfruta de su ternura con los “Besos de Siesta” que Jacky le brinda al caer la tarde.
Y colorín colorado, este es el final feliz de un cuento al que entre todos deberíamos cambiarle el principio. Adoptar un perro, es salvar una vida!
Preciosa historia y más en estos momentos tan difíciles para todos en La Palma.
Pues si Raquel, por suerte para Jacky acabó todo bien… esperemos que todo lo que está sucediendo en La Palma, acabe igual de bien! Gracias por comentar